Ayer fue mi cumpleaños, como todos lo años. Pero esta vez me despertaron una sucesión de pitidos a las siete de la mañana. No sabía si venían del mismo sueño en que estaba inmersa o del mundo real. Ya un poco más despejada, a causa de los intermitentes tonos breves y agudos, reconocí mi móvil sobre la mesilla. Olvidé desconectarlo.
Vaya horas! Mi madre que me conoce bien me felicitó entorno al mediodía. Si me lo puedo permitir, el día de mi cumpleaños me gusta dormir como una marmota hasta que me de la gana. Es el primer regalo del día. Luego vienen muchos más; el beso de mis hijos, la llamada de aquel amigo que nunca ves y nunca falla, la tarta; cada año diferente.... y las más de doscientas felicitaciones que me llegan a través de Facebook; una buena parte de gente que no conozco, pero que me encanta recibir .... Dan mucho ambiente!!
Si algo tenía claro este año, era el asunto de la tarta, que definitivamente sería la Red Velvet Cake de Martha Stewart's.
La tarta Red Velvet es originaria de EEUU, y he leído una historia que la sitúa concretamente en la ciudad de Nueva York, en el hotel Waldorf Astoria en torno a los años 50. Esta tarta se popularizó en 1989 gracias a la película Magnolias de Acero, pero yo la he conocido hace poco más de un año, viendo como era elaborada en los diferentes blogs de cocina una y otra vez.
Cuando estuve en Nueva York en otoño me hice con el libro de recetas de la archiconocida Martha Stewart's y enseguida apareció entre otras ciento cincuenta que contiene y que pienso preparar en los próximos ciento cincuenta años sin falta.
Esta tarta de caracteriza por el color rojo de su bizcocho, combinado con capas y cobertura blancas que la hacen visualmente muy atractiva. Esta versión llevaba cacao entre sus ingredientes, con lo que el color es más oscuro de lo habitual. También es curiosa la composición del frosting, ya que lleva una pequeña proporción de queso de cabra.
Esto hace que la crema de queso tenga un sabor ligeramente salado y más intenso.
La forma en que Martha Stewart's presenta esta tarta en el libro hace que sea muy fácil de reproducir en casa, ya que no extiende el frosting dejando la superficie lisa, al contrario, la aplica haciendo ondas con cantidades generosas de crema, y eso le da un aspecto muy apetecible.
Me he vuelto loca con el asunto de las medidas, es lo que tienen los libros de repostería que están en inglés; cups, pounds, ounces... pero visto el resultado creo que he atinado bien con las conversiones. Lo más complicado son los cups, así que por si os resulta útil os dejo esta TABLA de conversión de cups a gramos. Me ha parecido super completa.
Ingredientes:
- 250 g de harina (Santa Rita Harinas).
- 30 g de cacao en polvo.
- 100 g de azúcar.
- 250 g de aceite.
- 2 huevos L.
- 1 cucharita de sal.
-1 cucharita de extracto de vainilla.
- 1 cucharita de colorante rojo en pasta.
- 250 g de buttermilk. ( 250 g de leche y 1 cucharada de limón)
- 1 cucharada de bicarbonato.
- 2 cucharaditas de vinagre.
- 550 g de queso crema.
- 100 g de queso de cabra suave.
- 80 g de azúcar glas.
Preparación:
En un bol mezclamos la harina con el cacao y reservamos. Por otro lado batimos el aceite con el azúcar y vamos añadiendo los huevos. Añadimos el colorante, la sal y el extracto de vainilla y batimos. A continuación preparamos el buttermilk (añadiendo una cucharada de zumo de limón a un vaso de leche y dejándolo reposar 10 minutos).
Vamos incorporando al vaso (yo lo he hecho con Thermomix) la harina con el cacao y el buttermilk alternativamente y poco a poco. Empezando y acabando por la harina y el cacao.
Por último mezclamos el bicarbonato con el vinagre, lo removemos con una cucharita y lo añadimos a la masa.
Batimos todo de nuevo y engrasamos con mantequilla o aceite el molde. Vertemos la masa y la horneamos a 180º durante unos 40 minutos (hasta que la aguja salga limpia).
Lo dejamos enfriar sobre una rejilla, lo desmoldamos y con una lira lo cortamos en dos mitades. Señalamos con un palillo el punto donde se unen para que al montarlo de nuevo lo hagamos en el mismo lugar.
Preparamos el frosting batiendo el queso crema con el queso de cabra y el azúcar hasta que se forme una crema ligera y esponjosa. La aplicamos con ayuda de una espátula sobre uno de los bizcochos y luego colocamos encima la otra mitad.
Aplicamos el resto de la crema sobre nuestro Red Velvet de forma desigual haciendo ondas espesas. Yo además le he añadido unos crocks de azúcar del mismo color.
Reconozco que no es nada normal cortar un trozo de tarta de cumpleaños antes de encender y soplar las velas. La verdad es la primera vez que lo hago, pero era necesario enseñaros las capas de esta Red Velvet Cake, y bueno.... en casa se han sorprendido un poco pero tampoco demasiado...
Como podéis comprobar, he respetado la forma original del pastel que sube por acción del impulsor. Si os apetece que sea más plano tenéis dos opciones: O bien enrasarlo con un cuchillo largo o una lira despreciando la parte alta. O bien colocando un bol con agua en el horno debajo del bizcocho mientras se hornea. Para decorarlo le daremos la vuelta, así nos quedará la parte más lisa y bonita.
En esta ocasión, decía, he preferido hacerlo redondito para que mantenga esa estética algodonosa como una nube. El Red Velvet Cake es un pastel con el que vais a triunfar seguro, el bizcocho resulta muy esponjoso, y los tonos rojos en contraste con la crema blanca, unido a ese nombre tan sugerente y bonito lo hacen un postre de lo más apetecible.
Hechas las fotografías reuní mi trozo con el resto de la tarta y como no, soplé las velas. Hay cinco, supongo que ya os habréis fijado y no cumplo veinticinco.... precisamente. Hay momentos en la vida en que es mejor prescindir de las decenas, y vivir el año a año, o mejor el día a día....
Beatriz Tobegourmet.