De las estaciones de esquí españolas, Baqueira Beret destaca con mucho sobre las demás. El sábado pasado subía en un telesilla con un malagueño que declaraba que una vez conocida ésta, y conocía varias, tenía muy claro donde le gustaba esquiar y la enorme diferencia con las demás.
Yo no tengo demasiadas referencias, una vez en Suiza (no sirve como comparación) y varias en Formigal a donde no pienso volver. Si bien es una estación bonita y con muchos kms esquiables, en los mejores fines de semana está abarrotada de modo que uno acaba, por eludir la marabunta, eligiendo los itinerarios menos saturados, que no son necesariamente los más apetecibles.
Eso al margen de que la última vez un descerebrado me llevó por delante, y estoy aquí para contarlo de milagro. Hay demasiada gente que va descontrolada, y por desgracia mucho irresponsable. Esto sin contar que mi última vez pasé cosa de 5 horas dentro del coche con -9 de temperatura exterior para poder abandonar las pistas, con la carretera taponada por la nieve, por causa de la nula previsión de la estación .
Baqueira es una estación de corte más tranquilo y familiar, recientemente leía en prensa que allí se realiza un verdadero trabajo de "orfebrería" para mantener la nieve perfecta y es que además, en inviernos raros como éste, ofrece (para aquellos que se han cogido una semana entera de vacaciones y el tiempo no acompaña) cantidad de planes alternativos; además de conocer los bellísimos pueblos del valle, hay una oferta inigualable de restaurantes para cenar.Vielha es la localidad principal, a pocos minutos de las pistas, y allí Era Coquela destaca, según dicen, por ser el mejor restaurante para degustar las especialidades de la zona con un toque creativo.
Elijas lo que elijas de su fantástica carta, la velada comienza con unos aperitivos de la casa. "Helado de kilos", "Donette de foie", "Crujiente de parmesano" y 3 esferificaciones "Oliva, gazpacho y bombón de campari con naranja".
Para no hacerte esperar ni un minuto antes que que lleguen los entrantes que has elegido, regresan con otros pequeños amuse bouche; "Espuma de la pasión con maracuyá"y"Vichysoise con coco"
Entre primero platos que ofrece la carta hay verdaderas tentaciones y es difícil decidir. No falta por supuesto la "Olla aranesa", para quienes no quieran perderse esta especialidad de valle, o el "caviar de nacarii cera vall' Aran". Ambas propuestas en uno y otro extremo entre lo tradicional y lo más sofisticado.
Nosotros optamos por un par de platos que estuvieron francamente exquisitos. Sobre estas líneas el "Canelón de txangurro y aguacate". Con generosa cantidad del primero, lo cual suele ser el termómetro que mide si la cosa va en serio, o nos vamos a quedar en la mitad de la mitad.
Delicioso y muy original presentación con el aguacate finísimamente cortado y en su punto perfecto.
"Cigalas con ceps y panceta confitada". En temporada de setas no se me ocurre ir al valle y no probarlas, las preparan deliciosas, y esta combinación con cigalas poco hechas, en su punto perfecto para mi gusto, resultó todo un acierto.
Pero el plato revelación fue éste: "Lubina salvaje con berenjena y ali-oli de ajo negro"Soy más de carne que de pescados pero tenía buenas referencias de este plato, y quería probarlo. En efecto, la lubina con unos toques cítricos y un sabor a parrilla que la hacía espectacular, resultó un enorme disfrute. Me quedo con los tomatitos que casi dejo a un lado, y resultaron dulces dulces, cocinados en azúcar. Lo aplicaré seguro en alguna receta. Es lo que tiene... comiendo se aprende, siempre.
Con este plato, aunque muy rico, no acertamos tanto. "Panceta confitada con bogavante". Me apetecía algo ligero que me permitiera llegar al postre, pero me quedé con las ganas de probar la "liebre a la royal". el "Pichón a la parrilla", el "Cochinillo confitado", o la "Paletilla de cabrito con reducción de naranja". Buenas disculpas todos ellos para regresar.
Fui bien informada al Era Coquela y sabía que los "Bombones líquidos de praliné y chocolate"son lo más y lo ratifico, vienen acompañados de un sorbete de cítricos y un pan con sal. Para la próxima las Torrijas de cassis, coco y helado de avellanas", que es otra de sus especialidades en la carta de postres.
Un lugar en definitiva muy recomendable para culminar un día de esquí, en compañía de la familia o los amigos. Sólo le falta al Era Coquela esa pátina de lo auténtico que encontramos en muchos de los restaurantes de los pequeños pueblos de la zona, con paredes de piedra, suelos originales, y mucho sabor. El local es amplio y moderno, quizá algo impersonal, todo lo demás impecable.