Aquel comentario en Instagram ponía exactamente lo siguiente: "Me gusta el menú, me gusta la foto.... pero esa mesa tiene que ser preciosa!!!".
Pero no @vegabotello, que ese era su nick, de mesa ni rastro.
Esto fue hace una semana en relación a las fotos de
este plato, y desde entonces que estoy dándole vueltas, por una cuestión de honestidad por una parte, y de generosidad (por desvelar mis trucos para fotografiar recetas) a la idea de compartir con vosotros algún que otro secreto sobre las imágenes que acompañan a las recetas de este blog.
1- Un palet desmontado de una Bodega de Rioja.
Esa es la "mesa" sobre la que descansa esa imponente pieza de salmón noruego. Allí estaban todos apilados, las personas que me acompañaban miraban como trabajaba la embotelladora y atendían las explicaciones, yo, no sé si porque me las sabía de memoria o porque ya tengo deformación profesional, solo tenía ojos para aquél palet viejo y oscurecido por el paso del tiempo.
No tardé ni una semana en tenerlo en casa desmontado. No lo he unido por atrás porque prefiero numerar las tablas con una tiza para que siempre me encajen igual y así almacenarlas mejor en el garaje. Cuando las uso las expongo sobre la mesa de la cocina sobre una sábana porque no las he querido limpiar demasiado para que no pierdan la esencia. Así que la comida que apoyo sobre su superficie, como ese blini, la tengo que descartar.
2.- Tabla recogida de un contenedor usada por un pintor.
Siempre había sido un almacén vacío y parecía destinado a seguir así mucho tiempo, hasta que un día regresando a casa en coche desde mi asiento lo vi: "Caritas Chavicar" se instalaba allí y yo pasaba por delante todos los días!!
En estos sitios, se venden objetos que otra gente descarta, y también se reciben (yo suelo ir a dejar cosas de vez en cuando). Entré en aquel patio abierto y vi un gran contenedor a la derecha. Los contenedores pueden encerrar verdaderos tesoros, así que empecé por acercarme tímidamente hacia él y entonces la vi. Había un par de chicos y les pedí permiso.
Me miraban con cara de ver un marciano - "puedo coger esta tabla"?
Encantadores me ayudaron a sacarla del contenedor y meterla en el maletero del coche. Me gusta porque tiene restos de pintura de unos tonos que me van perfectamente para lo que quiero.
4.- Una tabla tapando un agujero en una ciudad.
Empiezo pidiendo perdón a los viandantes de aquella avenida, entre los que me incluyo, pero aquel sábado en que salí de compras y a ver escaparates, no pude sino mirar al suelo desde que abordé la calle desde su inicio. Una exposición de tablas maravillosas iban tapando el hueco dejado por la falta de tierra en la fila de arbolado urbano de la calle.
Me dí dos vueltas arriba y abajo para elegir la más bonita, aunque todas lo eran y dudé mucho. Ahora sólo quedaba buscar momento y compinche, porque eran de tamaño considerable. Elegí hacerlo con nocturnidad, y una vergüenza que de no ser porque pienso que en este momento no me está leyendo nadie, padecería ahora en con el mismo horror. Había llovido así que, por lo uno y por lo otro, fue una operación bastante penosa.
Os confieso que me han preguntado varios bloggers por privado donde podían encontrar una igual, con esos matices de musgo y esa tonalidad. Es maravillosa, valió la pena.
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3. Mi segundo asalto al contenedor.
No demasiado tiempo después fui a llevar una caja llena de juegos y cachivaches de mis hijos al mismo lugar. Allí seguía aquel contenedor mágico y esta vez apoyado en su exterior un palet salpicoteado de manchas y pintura. Pedí ayuda de nuevo para hacerme con él al chico que andaba por allí, y como no me cabía tal cual en el coche, entró dentro de la nave y salió flanqueado por unos colegas suyos armados con martillos, y no recuerdo con qué más, en dirección hacia mí (la escena era de echar a correr si no fuera porque sabía que venían en son de paz). Se liaron a golpes con aquel palet y me lo dejaron "niquelado".
5.- Madera vetusta custodiada por perro guardián.
Si tuviera que irme a una isla desierta con tres cosas para hacer fotografía culinaria ( estoy escribiendo algo absurdo, pero para entendernos... ) elegiría un plato blanco, una cuchara del año de maricastaña y esta pieza que si algún día me deshago de ella es para subastarla en Sotheby's. Es mi pieza más valiosa a parte de por su bonitez, porque me jugué el tipo para hacerme con ella.
Regreso a veces a casa por un atajo entre fincas y huertas, un camino asfaltado pero muy campestre. Un día me daré una chufa por que voy mirando izquierda y derecha por si veo algo interesante entre las pequeñas naves decadentes, viejas casuchas, y pequeñas fincas cercadas con alambres, trozos de chapa, en fin... muy bucólico.
Llevaba a Marta en el coche cuando reparé en un portón de un patio agujereado y parcheado con piezas de todo tipo de origen, entre ellas una madera muy fina y muy deteriorada, pero muy fotogénica, que cubría una pequeña parte y que consideré totalmente prescindible para preservar la seguridad del inmueble.
Detuve el coche, anochecía.
Salí para ver si podía soltarla cuando me sobresalté con los ladridos de un perro furibundo que salió de la nada y emprendió carrera hacia mí. Me refugié en el coche. Vi que estaba atado. Marta estaba espantada.
No podía dar por perdida aquella joya, así que calculé si la distancia del perro que saltaba, como tratando de despegar hacia la luna retenido por una cadena, me daba margen para acercarme sin peligro y llevar la tabla a su sitio natural (mi casa). El que no arriesga no gana, y arriesgué.
6. Bandeja roñosa de horno Siemens.
Cuando cambie de horno, que estoy a un pelo de hacerlo, tengo muy claro que esta bandeja de aluminio se va al garaje con mis tablas, tableros, palets y demás juguetes.
He visto otros hornos pero con bandejas de color negro, así que ésta me parece en cierto modo especial. La uso mucho para presentar ingredientes, me gusta el aire industrial que trasmite. La sigo usando para cocinar. A veces la limpio a fondo para que quede más uniforme y clara, y otras temporadas hago la vista gorda y dejo que se vean esas manchas que luego dan mas volumen a la fotografía. A veces la he usado en vertical como fondo, por ejemplo
AQUI.
7. La mesa de Hanbel de mi salón.
Pues resulta que se nos había quedado pequeña la mesa baja del salón. Muchas veces vienen amigos e improvisamos un picoteo informal sentados en el sofá. Tenía ganas de hacerme con una mesa bien grande, para poder sentar a 8 personas alrededor y tener espacio para platos, fuentes, velas, y demás parafernalia.
Así que un diciembre en el mercadillo de Hanbel la vi y pensé dos cosas:
- Qué buen tamaño.
- Pedazo de fotos que voy a hacer en esta mesa.
Efectivamente, es una de las superficies que más uso para fotografiar comida. No tengo que cargar con pesos desde el garaje, sólo mover, libros, ceniceros, revistas... La pobre va acusando con el tiempo todo ese trajín, pero yo soy de los que piensan que las casas hay que vivirlas y disfrutarlas y los muebles también. Y esta es mi manera de hacerlo.
Espero que os haya gustado este post "tablas, superficies y atrezzo para un blog de cocina", que en un principio había pensado titular "excentricidades de una blogger de gastronomía", porque amenazo con volver con más madera!