Imagino que entenderéis fácilmente que tratándose de mi querido libro diga de él que es el mejor libro de cocina para regalar el día del libro (que es ya) o el día de la madre, que es dentro de un par unos días más.
Al fin y al cabo para mí es como un hijo y por lo tanto me parece el libro perfecto; soy incapaz de verle ningún defecto, que los tendrá seguro, y solo pienso lo bonito que es y las satisfacciones que me ha dado y seguro me dará todavía.
Pero dejadme que os diga una cosa, y esto ya en serio; "Tobegourmet Estilo en tu mesa" es un libro ideal para regalar. Y lo es porque no hace falta ni siquiera que te guste cocinar, basta con que te guste comer rico, comer bien, comer en compañía, y los ambientes y las cosas bonitas. Y creo que eso es algo que encaja con todo el mundo.
Y sí, habéis acertado: hoy he venido a hablar de mi libro. Pero tranquilos, que no os voy a vender la moto.
Todo aquello que pueda intervenir en vuestra decisión de tenerlo en vuestra estantería, en la cocina lleno de churretones, o sobre la mesa baja del salón (queda genial por cierto) ya lo he dicho en las dos últimas frases del primer párrafo.
Ahora os contaré chascarritos que sé que os resultará mucho más ameno y divertido (el libro también lo es por cierto).
He pensado que como no todo el mundo ha podido escuchar mis historietas en las presentaciones (San Sebastián, Barcelona, Logroño, Oviedo y Bilbao) voy a aprovechar esta oportunidad. Bueno, también contaré alguna cosa nueva, para que no los que estuvisteis "no cambiéis de canal".
Empezaré contando alguna pequeña miseria (que malotes sois.... XD, sé qué eso os encanta) que al final nos humaniza y nos hace empatizar.... y de paso igual os animáis a hacer clic AQUI o también AQUI y comprar un ejemplar.....
- Anécdota nº1. El disgusto monumental.
No os imagináis el cabreo que tenía el día D, o sea, el día maravilloso en que recibí mis primeros ejemplares un mes antes de salir a la venta. Si señor, en lugar de estar ilusionadísima estaba que me subía por las paredes. Tan sólo unos días antes y cuando ya nada se podía hacer.... reparé en un absurdo gazapo. Quise morir. Mi marido muy optimista él, y muy majo, me animó diciendo "tranquila que la gente no se lo va a leer entero"..... Mi cabreo se multiplicó por mil.
Soy muy perfeccionista y sólo aquella frase que alguien me dijo "no hay barco sin ratas ni libro sin erratas" logró arrancarme la sonrisa. Una sonrisa de oreja a oreja que sí, era lo suyo, tenía que aparecer en escena ... como no!! Es un libro precioso y magnífico que lleva un tremendo trabajo detrás.
Como además de perfeccionista soy muy digna yo... ya imaginaréis que no os la voy a revelar, así que como en aquel programa de cine, que emitían en la televisión hace años, lo tendréis que localizar. Por cierto que otra cosa que me dijo mi "husband" (ésta mucho más productiva para aminorar mi pataleta) fue: "anda, busca en google gazapos-libros y relájate un poco".
En efecto, hasta en el Quijote la mujer de Sancho cambia de nombre inopinadamente varias veces, lo sabíais?
Bueno, en la segunda edición ya no hay rastro de nada de lo que me pueda arrepentir . Gracias a Dios al mes y medio reimprimimos (las ventas iban de cine) y no, no busquéis la pegatina de segunda edición ya que no se ha incorporado; no siempre se hace y como tantas cosas es sobre todo una cuestión de marketing.
- Anécdota nº 2. La pastilla del mediodía.
Si que hubo un gazapo, esta vez visual, que decidimos mantener. Tanto a la editora como a mí nos pareció auténtico y digno de perpeturarse. Se puede localizar en la fotografía de la mesa de Navidad. Esa imagen la tomé un domingo de mayo en que comimos paella y roast beef con mantel de terciopelo y candelabros rojos (inolvidable).
Fue en casa de mi suegra que estrenaba interina (la señora estaba alucinando seguro con el montaje dominical que se armaba en aquella casa para comer un arroz y un filete de carne). El caso es que la buena mujer, cumpliendo maravillosamente con su cometido, le colocó la pastilla del mediodía en el plato del pan.
Yo estaba con prisa, rodeada de sobrinos y cuñados que preguntaban al unísono "cuando se come??!! y también "falta mucho??!!" y no la vi.
Así que allí la tenéis sobre el platillo del pan como una intrusa.
Anécdota nº 3. La crítica despiadada.
He de confesar que tras algún que otro encontronazo en twitter (lo cual es natural ya que "tuiter es así"; una especie de campo de minas) temía que la reacción de mis "haters" estuviera a su altura, o a su bajura, como se quiera ver. Pero no, el mar ha permanecido en calma.
Eso sí, localicé un artículo con un cierto tufillo (la prima de algún "hater" fijo).
Os dejo el enlace AQUI porque el texto, para todos menos para el autor, bueno.... para el autor también (he de confesar que me reí), es muy divertido.
Desde entonces en casa bromeamos con la idea de curar jamón de pato en el garaje que reúne condiciones bastante óptimas de luz, temperatura y humedad. Porque sabed queridos mortales que lo de el jamón de pato en sobre es (como diría mi hijo de quince años) "un fail".
Hay algo que sí me gusta de ese artículo y es el hecho de que la autora se dirigió a la editorial para solicitar le enviaran un libro, así que la portada y el título le gustó ..... mucho!!!
Anécdota nº 4. Efectos paranormales.
Creo que ésto no lo he contado nunca. La verdad que es más que otra cosa una curiosidad, porque yo soy lo más incrédulo que os podéis imaginar. Pero en el momento en que aquello sucedió creedme... pensé que había algo más allá (que suene la música del programa de Iker Jimenez).
Es la receta del arroz con leche de mi abuela. Mi abuela (que ahora tendría 104 maravillosos años) era genial, guapa, alta, estilosa! y seguro que lo seguiría siendo. Escribo esto y oigo su risa contagiosa como un eco, qué buenos ratos....! (yo es que ahora ya sólo me acuerdo de eso, de nuestros buenos ratos, y no de la pena). Pues nada, que resulta que hacía un arroz con leche alucinante.
Y no sé muy bien cómo, porque cada vez es diferente, el proceso de puesta en escena de esa receta acabó resultando una imagen muy evocadora... un fondo blanco con un tul blanco... como si fuera el cielo de nubes plateadas, y una copa negra, sobria, que me encantó cuando la vi y la tenía guardada desde hacia meses sin estrenar y sin saber muy bien en qué receta utilizarla. Una copa muy bonita que me iba a dar mucho juego sin duda en otras ocasiones.
No las hubo. Al acabar la sesión de fotos la dejé en el fregadero. Luego, al cabo de una media hora, la encontré completamente rota... me estremecí. Estaba sola en casa.
Anécdota nº 5. La novia, la muñeca y el pañal.
No garantizo que edite este post para eliminar la anécdota nº 5 ya que su contenido el altamente indiscreto, pero hoy he venido definitivamente a soltarme la melena.
Soy una persona muy creativa y con gran imaginación. Con muy pocos recursos puedo hacer grandes cosas. Bueno... de esto hablo bastante en el libro a la hora de componer mesas y crear ambientes con "lo que hay por casa". Pero en este caso voy a revelar algunos de los recursos que he empleado para ambientar mis fotos y que jamás fueron concebidos con tal fin.
Así, en la página 41 encontraréis el velo de la capota del vestido de mi "Nancy Primera Comunión" (Sí a mí también me regalaron una). Como soy una romántica no tiro casi nada y eso curiosamente lo conservaba..... de la muñeca y el resto de ajuar ni idea.
La tenía en una caja con cartas de un par de amigas íntimas que tuve en edad escolar. Menudas cartas!!! son un tesoro, y con unas entradas de cine de "La guerra de los niños de Parchís"... y mis boletines de notas de la EGB.
En la página 152 el plato de ensalada con el famoso jamón de pato "de sobre" (risas) descansa sobre un pañal de la menda. Sí, de esos de gasa de Maricastaña. Está muy limpio ojo! mi madre me repitió unas dos mil veces (en los momentos más difíciles de mi adolescencia) lo que le costaba lavarlos con "perborato", cosa que jamás yo le agradecería.
Ya para acabar... como en las historias con final feliz, nos vamos de boda. Y así, mi velo nupcial luce estupendo en la página 115 y en la 207... lo uso un montón!! quien me lo iba a decir a mí, cuando me casé siendo abogada y profesora de fiscal... qué iba a acabar haciendo con mi vida y con lo que llevaba en la cabeza!
Feliz día del libro.... !!