Hace ya algunos años que venimos viendo como ciertas plataformas de descuentos nos ofrecen la posibilidad de acudir a un restaurante y comer o cenar con importantes descuentos.
Webs como Lestsbonus, Colectivia, Groupalia, Letsbonus, Oferplan entre otras... proponen atractivos menús a precios muy inferiores a lo habitual a cambio de adquirir un bono y presentarse con él en el restaurante.
Pero es oro todo lo que reluce? de verdad vamos a cenar en un restaurante de una estrella Michelín con un 60% de descuento sin que se vea mermado el servicio o la calidad?
Recuerdo que hace un par de años acudí a cenar a un restaurante fantástico en San Sebastián. Pagué por el menú unos 85 euros y compartí mi experiencia en el blog y en RRSS. No sé si fue en Facebook o en Instagram que una persona que conozco y de cuyo buen paladar no tengo ninguna duda, comenzó a lanzar piedras sobre el menú que ella tomó, para al final acabar apuntado que lo hizo mediante un cupón de descuento, lo que en sí mismo no tiene que ser un motivo en principio para pensar que uno va a comer otra cosa diferente o peor a lo habitual.
Reconozco que tiempo después me seguía viniendo a la mente aquella anécdota, y me preguntaba si aquella mala experiencia había respondido a un patrón habitual o a cuestiones de mala suerte o de una apreciación personal.
Reconozco que tiempo después me seguía viniendo a la mente aquella anécdota, y me preguntaba si aquella mala experiencia había respondido a un patrón habitual o a cuestiones de mala suerte o de una apreciación personal.
Recientemente adquirí dos bonos para comer y cenar en dos restaurantes de un cierto nivel; el precio del menú del primero sin descuentos es de unos 100 euros y de 70 en el caso del segundo. Y estas fueron mis conclusiones:
1.- Primera experiencia. Negativa.
Calificaría la experiencia en el primero de ellos como negativa. Se trata de un restaurante calificado con una estrella Michelín y al que había ido ya en otras ocasiones. El servicio fue exactamente el mismo en cuanto a la atención y su calidad, nos situaron en una buena mesa y disfrutamos de lo agradable del local y de sus vistas espectaculares.
El menú sin embargo estaba muy por debajo de lo que habitualmente allí se sirve. Los aperitivos, los entrantes y el postre estaban bien, pero los platos principales; uno de pescado y otro de carne, resultaron francamente muy justos, el segundo incluso por debajo lo de admisible.
2. Segunda experiencia. Positiva.
Tenía muy buenas referencias del segundo local, y curiosidad por conocer su cocina, aunque tras la experiencia anterior he de reconocer que no iba muy motivada. En este caso sin embargo no puedo poner ni una sola pega.
No observé ninguna distinción de trato o de ubicación, como he leído al informarme a cerca de este tipo de reservas con cupón, el servicio fue excelente y la comida fantástica.
1.- Primera experiencia. Negativa.
Calificaría la experiencia en el primero de ellos como negativa. Se trata de un restaurante calificado con una estrella Michelín y al que había ido ya en otras ocasiones. El servicio fue exactamente el mismo en cuanto a la atención y su calidad, nos situaron en una buena mesa y disfrutamos de lo agradable del local y de sus vistas espectaculares.
El menú sin embargo estaba muy por debajo de lo que habitualmente allí se sirve. Los aperitivos, los entrantes y el postre estaban bien, pero los platos principales; uno de pescado y otro de carne, resultaron francamente muy justos, el segundo incluso por debajo lo de admisible.
2. Segunda experiencia. Positiva.
Tenía muy buenas referencias del segundo local, y curiosidad por conocer su cocina, aunque tras la experiencia anterior he de reconocer que no iba muy motivada. En este caso sin embargo no puedo poner ni una sola pega.
De hecho no creo que difiera en absoluto de lo que allí se sirve de forma habitual y la experiencia me ha servido para conocer el sitio y desear volver, aunque sea pagando algo más.
Aunque sí es cierto que no pudimos reservar para el día que queríamos por estar lleno, pero también es verdad que eran fechas complicadas entorno a la Navidad, con lo cual no puedo afirmar que tuviera alguna relación con nuestra circunstancia de ir a comer "de rebajas".
Parece así que la decisión del segundo restaurante de participar en estos programas de descuento ha sido acertada. Se da a conocer, accede a un mayor número de personas gracias a la ventaja de su precio rebajado y es probable que ese menú a precio de coste resulte a la larga muy rentable.
Lo que no alcanzo a comprender es la situación inversa. Como un restaurante con cierta fama y reconocimiento se muestra de una forma que no es la propia, ante una clientela que acude con ciertas expectativas y que va a abandonar el lugar con una idea completamente equivocada acerca del mismo.
En este caso la decisión desde el punto de vista empresarial es absolutamente equivocada. Incluso para quien como es mi caso, que conozco su cocina "real", el regusto es algo amargo y decepciona pensar que de ese lugar del que se ha salido satisfecho siempre, se pueda salir con un gesto serio y dudas a cerca de su honestidad.
Cuando la copa se rompe se puede recomponer y pegar, pero al mirarla ya siempre vamos a percibir esa fina linea por donde se ha juntado.
Perder la confianza de el comensal puede salir a la larga, muy caro.